Mi receta de hoy es bastante sencilla y rápida de preparar, una tradicional Panna Cotta que disfrutaremos acompañada de fresas con vinagre balsámico. Un postre muy rico ideal para cuando tienes una comida o cena y quieres cerrar con broche de oro. Un postre suave que entra estupendamente y que seguro hará suspirar a tus comensales.
Como sabéis la Panna Cotta (en italiano nata cocida) es un postre típico de la región italiana del Piamonte (Valle d’Aosta), elaborado a partir de crema de leche, azúcar y gelatificantes, que se suele adornar con mermeladas de frutas rojas. Recuerda mucho al flan, pero su sabor es más lácteo y tiene una textura más parecida a la de la gelatina que a la del flan.
También he de deciros que la elaboración tradicional de la panna cotta no incluye la gelatina ya que su uso es posterior a la aparición de este postre. En la preparación original suelen utilizarse huevos para cuajar, azúcar y nata. Este proceso exige primero aumentar la temperatura primero en el fuego y después en horno. Pero yo os traigo una receta bastante más sencilla e igual de deliciosa.
Vamos a ello, comenzaremos con nuestras fresas; necesitaremos:
- 500 gramos de fresas o fresones
- 90 gramos de azúcar
- 30 ml. de vinagre (en mi caso vinagre balsámico pero podéis utilizar el que os apetezca).
Elaboración
Procedemos a lavar nuestras fresas y a cortarlas, las colocamos en un plato hondo y añadimos el azúcar y el vinagre. Reservamos. Recordad ir removiendo cada hora, de esta forma las fresas soltarán su jugo y absorberán los sabores del vinagre y del azúcar.
Ingredientes para la Panna Cotta
- 350 ml. de nata para montar
- 150 ml. de leche entera
- 1 vaina de vainilla
- 90 gramos de azúcar blanquilla
- 3 hojas de gelatina neutra (hidratada durante 10 minutos en agua fría)
- 35 gramos de zumo de limón
Elaboración
Colocamos en un cazo la leche, junto con la nata, el azúcar y la vainilla a fuego medio, antes de que hierva añadiremos las hojas de gelatina previamente hidratadas y perfectamente escurridas.
Retiramos del fuego y añadimos el zumo de limón. Tamizamos y rellenamos nuestros moldes, tapamos con papel film y metemos en la nevera. Yo lo he dejado durante toda la noche.
Desmoldamos y servimos acompañando de nuestras fresas con vinagre. El éxito está garantizado.